1.
¿Qué es la
Enfermedad
de
Parkinson?
La
Enfermedad
de
Parkinson,
es una
enfermedad
neurodegenerativa,
que afecta
primariamente
estructuras
como la
sustancia
negra y el
estriado,
suele
comprometer
también la
corteza
cerebral, el
sistema
límbico y el
hipotálamo,
tiene un
origen
desconocido,
reconociéndose
múltiples
factores en
su aparición
con un
fuerte
componente
genético
cuya
importancia
puede variar
en diversas
situaciones.
La EP es de
carácter
crónico,
progresivo y
lento, que
afecta a la
zona del
cerebro
encargada
del control
y
coordinación
del
movimiento,
del tono
muscular y
de la
postura. En
esta zona,
llamada
sustancia
negra,
existe un
componente
químico, la
dopamina,
compuesto
esencial
para la
regulación
de los
movimientos,
es decir,
para que los
movimientos
se realicen
de una forma
efectiva y
armónica.
Así, en la
EP se
produce una
"degeneración"
de la
sustancia
negra (de
causa
desconocida)
cuya
consecuencia
es la
disminución
de la
dopamina. Es
por ello que
las
principales
manifestaciones
de la
enfermedad
expresan un
control
deficiente
de los
movimientos:
Temblor,
lentitud
generalizada
(bradicinesia),
rigidez y
alteraciones
de la
postura y de
la marcha.
Parkinson
describió la
enfermedad
que lleva su
nombre como
"Parálisis
Agitante",
indicando
los síntomas
más
relevantes:
disminución
del
movimiento
(parálisis)
y
"agitación"
(temblor),
aparece
entre los 40
y los 70
años de
edad, con
una mayor
incidencia
en la década
de los 60
años. Existe
un "Temblor
Familiar
Benigno", de
evolución
muy lenta y
presentación
frecuente en
miembros de
una misma
familia. No
es
estrictamente
un temblor
de reposo,
sino de
actitud.
Algunos
autores
creen que es
una forma
benigna de
la
Enfermedad
de
Parkinson,
pero el
tratamiento
es
radicalmente
distinto. Si
no es muy
molesto, lo
mejor es
dejarlo sin
tratamiento.
Un rasgo
conocido de
ese temblor
es su
desaparición
con pequeñas
dosis de
alcohol (lo
cual es
peligroso).
Los fármacos
bloqueadores
de la
adrenalina,
que también
se emplean
en el
tratamiento
de la
hipertensión
y de la
angina de
pecho, son
la mejor
alternativa.
2.
Causas.
Aunque la
causa puede
ser
indefinida
en algunos
casos, la
investigación
ha
descubierto
que en los
pacientes
con
Parkinson
hay un
desequilibrio
químico,
producto de
la pérdida
de ciertas
células
cerebrales.
Investigaciones
recientes
han
encontrado
cierta
relación con
la
exposición
de
agroquímicos
a temprana
edad. En
algunos
pacientes se
hereda la
predisposición
a padecer el
problema;
sin embargo
si el
paciente no
se expone a
sustancias
tóxicas,
posiblemente
la
enfermedad
no se haga
manifiesta.
Algunos
autores han
encontrado
mayor
incidencia
de este
trastorno
del
movimiento,
entre
personas de
área rural
que consumen
agua de
pozo, la
cual se ha
supuesto
contaminada
con
agroquímicos.
Se ha
descubierto
que el
consumo de
drogas puede
llegar a
causar
parkinson.
En 1961
Hornykiewicz
descubrió
que los
pacientes
afectados
por esta
enfermedad
mostraban
una
deficiencia
de dopamina
en la
sustancia
negra del
cerebro.
Pese a
todo, la
causa de la
enfermedad
todavía es
desconocida.
Posible
Etiología y
fisiopatología
de la
enfermedad.
Parkinsonismo
primario.
Hay una
pérdida de
neuronas
pigmentadas
de la
sustancia
negra, el
locus
coeruleus y
otros grupos
celulares
dopaminérgicos
del tronco
encefálico.
La pérdida
de neuronas
de la
sustancia
negra que se
proyectan
hacia el
núcleo
caudado y el
putamen
origina una
depleción
del
neurotransmisor
dopamina en
esas áreas.
En los casos
postencefalíticos
(v. más
adelante),
la región
del
mesencéfalo
que contiene
la sustancia
negra es
destruida
por un
proceso
inflamatorio.
La
enfermedad
suele
iniciarse
después de
los 40 años,
aumentando
su
incidencia
en los
grupos de
edad más
avanzada.
Parkinsonismo
secundario.
Se debe a
una pérdida
o una
interferencia
en la acción
de la
dopamina en
los ganglios
basales,
debido a
enfermedades
degenerativas
idiopáticas,
fármacos o
productos
tóxicos
exógenos. La
causa más
frecuente de
parkinsonismo
secundario
es la
ingesta de
fármacos
neurolépticos
o reserpina.
Todos estos
fármacos
producen
parkinsonismo
a través de
sus
propiedades
de bloqueo
de los
receptores
dopaminérgicos.
Sin embargo,
la
tioridazina
(un fármaco
que presenta
una potente
actividad
anticolinérgica)
produce
parkinsonismo
con menor
frecuencia
que otros
fármacos
neurolépticos
tradicionales.
Aún no se ha
demostrado
que la
clozapina,
un
neuroléptico
atípico,
produzca
parkinsonismo.
Sin embargo,
este fármaco
se asocia a
una
incidencia
baja, pero
demostrada,
de
agranulocitosis.
Los
neurolépticos
con menor
actividad
anticolinérgica
(haloperidol)
son los que
producen
mayor
incidencia
de
parkinsonismo.
La
administración
simultánea
de un
fármaco
anticolinérgico
(como la
benzotropina,
a dosis de
0,2-2 mg
3/d) o la
amantadina
(a dosis de
100 mg 2/d)
puede
mejorar la
situación.
Otra causas
menos
frecuentes
son:
intoxicación
por CO o
manganeso,
hidrocefalia,
lesiones
estructurales
(tumores,
infartos que
afectan el
mesencéfalo
o los
ganglios
basales),
hematomas
subdurales,
trastornos
degenerativos
como la
degeneración
nigrostriada
y la
degeneración
olivopontocerebelosa
o la atrofia
multisistémica
(v.
Degeneraciones
espinocerebelosas,
más
adelante).
Recientemente,
la
n-metil-1,2,3,4
tetrahidropiridina
(n-MPTP), un
subproducto
de la
síntesis de
un tipo de
heroína, ha
causado
parkinsonismo
en algunos
adictos a
drogas i.v.
3.
Cuadro
clínico.
El cuadro
clínico
constituido
por lentitud
de
movimientos
(bradicinesia),
junto con
temblor de
reposo y
aumento del
tono
muscular
(rigidez)
fue descrito
por vez
primera en
1817 por un
médico
británico,
Sir James
Parkinson.
El nombre de
Enfermedad
de Parkinson
(EP) se usa
para definir
el síndrome
descrito,
cuando no se
detectan
para el
mismo unas
causas
concretas.
El nombre de
Síndrome
Parkinsoniano
se emplea
para
describir el
conjunto de
signos y
síntomas
(esto es lo
que
significa
síndrome)
caracterizados
por rigidez,
temblor y
torpeza
motriz,
cuando éste
se debe a
otras causas
neurológicas.
Así por
ejemplo
hablaremos
de Síndrome
Parkinsoniano
en una
persona que
tiene el
temblor y la
rigidez a
causa de una
Enfermedad
de
Alzheimer, o
en otra
persona, la
cual ha
tomado
medicamentos
que producen
estos
síntomas
como efectos
secundarios.
Reservaremos
el nombre de
enfermedad
de Parkinson
para
aquellos
casos en
que, en
ausencia de
otra
enfermedad o
causa,
aparecen los
síntomas
referidos
sobre
movimiento,
temblor y
rigidez.
La
importancia
de
diagnosticar
uno u otro
proceso
recae en el
distinto
pronóstico.
Lógicamente,
el Síndrome
Parkinsoniano
ligado a
otras
enfermedades
neurológicas
tendrá el
pronóstico
correspondiente
a la
dolencia
causal.
¿Cómo se
detecta?. La
EP se
detecta a
partir de la
presencia en
los
pacientes de
los síntomas
que la
caracterizan.
Inicialmente
es difícil
de
diagnosticar,
ya que en
una primera
fase no
suelen
presentarse
todos los
síntomas más
corrientes,
como por
ejemplo
temblor,
dificultad
de
movimiento y
rigidez. A
menudo la
enfermedad
se
manifiesta
en forma de
dolores en
las
articulaciones
o bien
mediante un
cuadro
depresivo.
Una de las
claves para
esta
enfermedad
del sistema
nervioso
central se
centra en el
diagnóstico,
que es
fundamentalmente
clínico y
que se
efectúa a
partir de
los síntomas
del
paciente.
También es
fundamental
realizar un
diagnóstico
diferencial
entre la
enfermedad
de Parkinson
y otros
síndromes
parkinsonianos,
como la
parálisis
supranuclear
progresiva o
la atrofia
multisistémica,
entre otros.
"...de
todas estas
entidades
que afectan
al sistema
nervioso
central, la
enfermedad
de Parkinson
representa
un 70 por
ciento...".
Los
especialistas
han
destacado
que el
pronóstico
es variable:
un 20 por
ciento de
los enfermos
tiene una
forma leve,
con escasos
síntomas y
poca
evolución;
un 60 por
ciento
padece una
forma
intermedia y
un 20 por
ciento
presenta
síntomas
severos y
progresión
más rápida.
El origen
del
Parkinson no
está bien
establecido,
excepto en
los casos
inducidos
por
traumatismos,
drogodependencias
y
medicamentos.
Sí existen,
no obstante,
formas
hereditarias
en ciertos
grupos
familiares.
4.
Síntomas.
La etiología
del
parkinsonismo
es múltiple,
pero su
sintomatología,
cualesquiera
que sean sus
causas,
presenta las
mismas
marcadas
características,
entre las
que destacan
la rigidez
muscular,
los
temblores,
la lentitud
y la escasez
de
movimiento y
la
inestabilidad
postural. Estos
síntomas
pueden
aparecer
aislados o
combinados,
pudiendo
predominar
en una parte
del cuerpo o
bien ser más
marcado un
síntoma
sobre los
demás, de
forma que
hay gran
variación de
un enfermo a
otro. Los
síntomas
empiezan en
un lado del
cuerpo en la
mayoría de
los
pacientes
(aproximadamente
en el 80%) y
menos
frecuentemente
en ambos
lados o
generalizados.
La variedad
de la
intensidad
de los
síntomas de
la EP, de un
momento a
otro, de un
día a otro,
es un signo
característico
de la EP. En
razón de
estas
fluctuaciones,
y no por
mala
voluntad del
enfermo, es
que es
difícil
predecir sus
períodos de
mayor
autonomía.
En los
comienzos
pueden
aparecer
molestias
muy
variables,
difíciles de
relacionar
con la
enfermedad.
No es raro
que los
pacientes
acudan
inicialmente
al médico
por dolores
en las
articulaciones
(la
enfermedad
provoca
dolores en
un tercio de
los
pacientes y
a menudo
este hecho
se descuida;
a veces son
dolores
pseudo-reumáticos
en aquellas
partes del
cuerpo que
están mas
afectadas
por la
rigidez), o
al
psiquiatra
por un
estado
depresivo.
Más adelante
se
presentarán
los síntomas
más
característicos.
Temblor:
El primero y
más evidente
de los
síntomas de
la EP suele
ser el
ligero
temblor que
empieza en
una mano o
un brazo. A
veces el
temblor
afecta tanto
a los
miembros
superiores
como a los
inferiores
y,
ocasionalmente,
se presenta
también en
la boca o en
la cabeza.
El temblor
ocurre con
mayor
frecuencia
cuando los
pacientes se
hallan en
reposo o
bajo tensión
emocional.
Generalmente
disminuye
con la
actividad
física y
desaparece
durante el
sueño.
Cuando se le
indica a un
paciente con
EP que
realice
operaciones
aritméticas
mentalmente
también se
ve una
disminución
del
temblor.
En la
mayoría de
los casos
los
temblores se
inician en
las manos,
muy a menudo
con
movimientos
de roce
entre el
pulgar y los
demás dedos,
como si el
paciente
estuviese
amasando una
miga de pan
entre ellos;
a medida que
la
enfermedad
avanza, los
temblores se
extiende a
toda la
mano. Cuando
el paciente
está en
reposo, los
temblores
suelen
desaparecer.
Se acentúan
cuando
estira la
mano para
coger algo,
si se siente
observado o
registra
alguna
emoción.
Tiene una
oscilación
de 3-6 Hz y
no se
presenta
cuando el
paciente
está
dormido;
empeora
siempre
cuando el
paciente
está
nervioso.
Constituye
uno de los
síntomas mas
habituales
(70-90% de
los
pacientes
tienen
temblor) y
puede llegar
a ser
incapacitante.
Este síntoma
puede estar
ausente en
un grupo de
pacientes,
en el
llamado
Parkinson
acinético;
debemos
saber que no
todas las
personas que
presentan
temblor,
tienen o
tendrán
enfermedad
de
Parkinson;
existen
múltiples
causas de
temblor, que
responden a
tratamientos
diferentes a
los usados
en la
enfermedad
de
Parkinson.
Rigidez:
La
rigidez
muscular
(falta de
flexibilidad)
es otra de
las primeras
manifestaciones
de la
enfermedad.
Los
pacientes
que tienen
este síntoma
acusan
dificultad
para
levantarse
de una silla
o dársela
vuelta en la
cama; otra
manifestación
frecuente
puede ser
dolor y
rigidez a
nivel de un
hombro,
motivo por
el cual el
paciente
puede ser
tratado
inicialmente
como un
"reumatismo",
pero con el
tiempo
aparecen
otros
síntomas de
la
enfermedad.
Se muestra
como una
resistencia
o falta de
flexibilidad
para mover
pasivamente
las
extremidades.
Su
frecuencia
varía de un
89 a un 99%
según los
estudios. Se
presenta, al
estirar la
extremidad
afectada, el
signo de la
"rueda
dentada"
(como si
dentro de la
articulación
existiese un
piñón). La
rigidez y
lentitud de
los músculos
en la cara (hipomimia),
del lenguaje
y de la
deglución,
así como la
disminución
del parpadeo
ocasionan
una rigidez
en el
semblante
del paciente
que da la
impresión de
tener una
"cara
congelada".
Todo esto
podría dar
la impresión
de que nos
encontramos
ante una
persona
ausente,
indiferente,
intelectualmente
deteriorada
o deprimida;
en la
mayoría de
los casos
nada de esto
es verdad.
Sus
facultades
intelectuales
están
intactas,
aunque son
más lentas
de lo
habitual.
Debido a la
rigidez
progresiva
que sufre
los
músculos, el
enfermo va
adquiriendo
una postura
envarada y
echada hacia
delante, y
su rostro
pierde
expresividad
por el
deficiente
movimiento
de los
músculos
faciales.
Poco a poco
se produce
una
acinesia,
nombre que
recibe la
dificultad
de
movimientos,
y
desaparecen
también los
movimientos
asociados,
como el
balanceo de
los brazos
al caminar,
gesto
espontáneo y
automático
en una
persona
sana.
También
aparecen lo
que se
denomina
"marcha
festinante",
o sea, el
andar a
pasos
cortos, que
se hacen
cada vez más
acelerados y
que sólo se
detienen
cuando el
paciente se
encuentra
ante un
objeto o un
obstáculo.
La
Bradicinesia:
Se presenta
en el 77-87%
de los
pacientes.
Esta
lentitud de
los
movimientos
se
manifiesta
en una
lentitud y
torpeza
general en
la
realización
de los
movimientos
voluntarios
(vestirse,
levantarse
de una
silla,
escribir).
Afecta de
forma
importante
las
actividades
de la vida
diaria:
Bañarse,
vestirse y
arreglarse,
usar el baño
para orinar
o defecar,
movilizarse,
controlar
orina y
materia
fecal,
alimentarse,
caminar,
subir y
bajar
escaleras,
usar el
teléfono, ir
de compras o
al mercado,
preparar la
comida,
cuidar la
casa, lavar
la ropa,
montar en
bus, taxi o
metro,
responsabilizarse
de sus
medicamentos,
manejar los
asuntos
económicos
propios y de
la casa.
Hipocinesia:
La lentitud
del
movimiento y
la
dificultad
para
iniciarlo (Hipocinesia)
pueden
aparecer al
mismo tiempo
que la
rigidez. Por
esta razón
caminar
puede
convertirse
en un
problema y
requerir
cierto grado
de esfuerzo.
Ocasionalmente,
el paciente
con EP al
detenerse
puede notar
que le es
difícil
reanudar la
marcha, con
sensación de
que los pies
se le pegan
al suelo, en
los casos
graves puede
haber una
tendencia a
caminar con
pasos cortos
y
apresurados
("Freezing"),
arrastrándolos
pies y con
el cuerpo
inclinado
hacia
adelante,
llamado
"marcha
festinante y
propulsiva".
Aunque los
síntomas
pueden
disminuir la
actividad
física, la
enfermedad
generalmente
no afecta a
la mente. La
capacidad
para pensar
permanece
ilesa en la
mayoría de
los
pacientes.
Con alguna
frecuencia
estos
pacientes
pueden
cursar con
depresión
emocional,
que suele
desaparecer
con un
tratamiento
apropiado y
con una
actitud
positiva de
parte del
paciente y
de sus
familiares.
Inestabilidad:
Las
anomalías de
la postura
se reflejan
en la
inclinación
del tronco y
cabeza hacia
adelante (la
espalda del
paciente
está
encorvada) y
la flexión
de las
articulaciones
de los codos
y rodillas,
y los
trastornos
de la
marcha.
Tiende a
presentarse
de forma
tardía.
Resulta
difícil el
control del
equilibrio,
por lo que
pueden
producirse
caídas con
frecuencia.
La marcha es
a pequeños
pasos, con
episodios de
estar
bloqueado,
pegado al
suelo o
congelado, y
con aumento
brusco del
ritmo de la
marcha
(mini-pasos
muy rápidos
y confusos).
Otros
síntomas:
El
Estreñimiento:
Se debe a la
reducción de
la actividad
de los
músculos
intestinales
y
abdominales
que provoca
la
enfermedad,
a la
dificultad
de masticar
y tragar, a
la falta de
ejercicio, a
los
medicamentos
y a la falta
de ingesta
de agua y
fibra en la
dieta. El EP
no debe
preocuparse
si sólo
tiene una
evacuación
cada dos o
tres días,
puesto que
esto puede
ser bastante
normal.
Posiblemente
tarde un
poco en
ajustarse al
cambio y
quizá se
sienta
incómodo a
veces. Si
tiene
estreñimiento
crónico si
debe
consultar al
médico, y
tomar
laxantes
sólo en la
forma que él
le
recomiende.
Comer
regularmente
frutas,
incluso
frutas secas
y ciruelas
pasas;
legumbres,
como lechuga
o apio;
cereales,
germen de
trigo, etc.,
proporcionan
el material
no digerible
(fibras)
necesario
para ayudar
a mantener
una función
intestinal
normal y
evitar el
estreñimiento.
Por ser una
enfermedad
propia del
adulto
maduro, es
frecuente
que en los
varones
existan en
forma
concomitante,
manifestaciones
de
crecimiento
de la
glándula
prostática,
como lo son
la
disminución
del grueso
del chorro y
el goteo
terminal al
orinar (prostatismo);
si el
enfermo de
EP presenta
estos
síntomas,
debe
comunicárselo
a su médico
para que le
indique los
análisis
apropiados y
recurra a la
oportuna
intervención
del urólogo;
con la
finalidad de
evitar que
algunos
medicamentos
que se usan
en el
Parkinson
agraven el
prostatismo
y le puedan
causar una
retención
aguda de
orina, la
cual
requiere de
una atención
médica
urgente. El
paciente con
Parkinson
puede
presentar
molestias
urinarias
sin tener
problemas en
su próstata.
La Acinesia:
Se trata de
una
inmovilidad
total (un
bloqueo)
cuando se
inicia la
marcha, que
se presentan
de un
momento a
otro y que
puede durar
varios
minutos o
mas de una
hora (los
pacientes no
hacen
teatro).
Aparecen
después de
muchos años
de
enfermedad y
que parece
asociarse al
deterioro de
las neuronas
residuales
de la
sustancia
negra.
Cuando esto
sucede, los
pacientes se
sienten muy
cansados y
no suelen
querer más
que una
cosa: Que se
les deje en
paz,
esperando
que la
movilidad se
restablezca
de golpe,
tal como
desapareció.
En el caso
de que los
bloqueos
tengan lugar
siempre a la
misma hora,
tener en
cuenta la
comida, el
aseo, los
ejercicios y
los
medicamentos.
A veces los
períodos de
bloqueo son
muy cortos y
se asocian
al paso por
lugares
estrechos
(una puerta,
un ascensor,
o ver
simplemente
una línea
trazada en
el suelo);
en tales
lugares el
pie se queda
"pegado" al
suelo.
Las
Discinesias:
Cuando el
tratamiento
con
medicamentos
lleva mucho
tiempo,
cuando la
persona es
muy sensible
a la
levodopa
(predominantemente
en mujeres)
o cuando se
realiza una
dieta
estricta, se
pueden
presentar
movimientos
involuntarios
y
desordenados
de los
miembros,
movimientos
de cabeza,
etc.,
conocidos
como "discinesias".
Aunque el
espectáculo
de estos
movimientos
anormales
puede llegar
a ser
penoso, los
pacientes
sufren menos
con éstos
que con los
bloqueos (a
diferencia
del entorno,
que lo
soportan
mejor).
El Fenómeno
"on-off":
Con el
tiempo,
algunos
pacientes
tratados con
levodopa
experimentan
una
regresión en
la mejoría
inicial
obtenida y
aparecen una
serie de
efectos
secundarios
que
modifican
negativamente
respuesta al
tratamiento.
Uno de estos
efectos
secundarios
son los
fenómenos "on-off"
o
fluctuaciones
del estado
del enfermo
durante el
día, de
duración
variable e
impredecible,
que oscila
entre ratos
sin síntomas
(fases "on"
o fases de
conexión a
la levodopa)
y otros en
que
reaparecen
el temblor,
la
dificultad
para caminar
y la
lentitud
(fases "off"
o fases de
desconexión
a la
levodopa).
En los
períodos "on"
pueden
presentarse
discinesias.
Este
fenómeno
parece estar
asociado a
variaciones
en sangre de
los niveles
de levodopa
como
consecuencia
de su
interacción
con las
proteínas de
la dieta.
Otros
síntomas
del
paciente de
EP
ocasionalmente
incluyen:
Disminución
del volumen
(hipofonía)
y de la
entonación
de la voz (disprosodia).
Disartria:
Frecuentes
los
trastornos
de la voz.
Falta de
claridad en
la escritura
(micrografía).
Frecuente y
debido al
exceso de
producción
de saliva y
a la
alteración
de los
mecanismos
para
tragarla
provoca que
les salga
saliva por
la comisura
de los
labios (sialorrea).
Infecciones.
Es
importante
que se avise
inmediatamente
al médico si
tiene tos o
si se
resfría,
especialmente
si hay
fiebre. Si
se descuida
esto, pueden
ocurrir
infecciones
más graves.
No se debe
alarmar si
incluso con
enfermedades
leves
experimentan
un
empeoramiento
temporal de
los síntomas
de
Parkinson.
Conforme
estas
enfermedades
se curen,
dichos
síntomas
mejorarán de
nuevo.
Depresión:
Existe una
mayor
tendencia a
la depresión
y a los
trastornos
de ansiedad
(nerviosismo),
lo que suele
empeorar
todos los
síntomas que
el paciente
manifieste.
Demencia:
Puede
asociarse
una demencia
en un 25-40%
de los
casos,
generalmente
en pacientes
muy mayores
y con muchos
años de
enfermedad.
Muchos
autores e
investigadores
de la
enfermedad
de Parkinson
plantean que
la demencia
puede estar
más bien
relacionada
con la edad
que con la
propia
enfermedad.
Rasgos
sicóticos
(10-15%
de los
pacientes en
tratamiento)
tipo
alucinaciones
(predominantemente
visuales),
delirio de
persecución,
episodios de
confusión y
agitación,
que son de
predominio
en las
tardes
(síndrome de
puesta del
sol) .
Inestabilidad
de la
presión
arterial con
los cambios
de posición
(hipotensión
ortostática)
y que puede
manifestarse
como
vértigo.
Trastornos
del sueño:
Son muy
frecuentes y
generalmente
asociados a
los
medicamentos
y/o a otros
síntomas que
acompañan la
enfermedad
(temblor,
ansiedad,
dolor,
alucinaciones,
etc.).
Insomnio,
excesiva
somnolencia
diurna y
sonambulismo,
pesadillas o
hablar en
sueños.
Finalmente,
no debemos
olvidar que
las caídas
son
frecuentes
en los
pacientes
con EP. Para
intentar
evitarlas,
habrá que
estar
vigilantes,
retirar
todos los
posibles
obstáculos o
elementos
que
favorecen
las caídas,
evitar los
cambios
bruscos de
dirección o
de girar la
cabeza
rápidamente
y estar
siempre
preparado
para las
caídas.
5.
Evolución.
La EP suele
empezar con
un temblor
episódico de
la mano de
un lado del
cuerpo, que
se
acompañarán
poco o
bastante
después por
lentitud,
rigidez del
lado
afectado y
alteraciones
de la
escritura
(por citar
un ejemplo).
Según los
síntomas
progresan,
los
pacientes
pueden
empezar a
notar
alteraciones
en el otro
lado del
cuerpo, casi
siempre
menos
severos que
en el lado
inicial.
Algunos
pacientes
notan que
arrastran un
poco el pie
del lado
afectado,
con la
impresión de
que caminan
con
dificultad
(como si
fuera sobre
"arena
movediza").
Los pasos se
acortan, los
pies pueden
congelarse y
la voz se
pone más
baja en
volumen y
algo áspera.
Hay
dificultad
pasa pasar a
través de
una puerta o
por lugares
angostos, si
bien no hay
dificultad
para subir
escaleras.
Las caídas
son muy
frecuentes
(una media
de 7 por
año). Estos
síntomas por
lo general
son
lentamente
progresivos.
No es raro
que en
algunos
pacientes
los síntomas
permanezcan
aparentemente
estables por
largos
períodos de
tiempo y su
interferencia
con la vida
cotidiana
puede ser
mínima
durante esos
años.
Por otra
parte, es
posible
controlar la
enfermedad
(al menos
los síntomas
principales)
con
medicamentos,
adaptación
del paciente
y
rehabilitación,
pudiendo
llevar el
enfermo una
vida
independiente
y activa.
Pero a media
que la
enfermedad
progresa y
aparecen los
síntomas más
severos, ya
sean por
causa de la
progresión
propia de la
enfermedad o
por la
medicación,
se deben
buscar
soluciones o
cambiar el
tratamiento
médico. Como
expliqué, al
inicio de
estas
páginas los
enfermos de
parkinson
viven su
enfermedad
porque la
enfermedad
de parkinson
debidamente
tratada, no
acorta las
expectativas
de vida.
6.
Estadios
de la EP.
Escala de
Hoehn y Yahr
Estadio |
|
1 |
- Signos y síntomas en un solo lado. Síntomas leves.
- Síntomas molestos pero no incapacitantes.
- Presencia de síntomas con temblor en alguna extremidad.
- Amigos notan cambios en la postura, expresión facial y marcha.
|
2 |
- Síntomas bilaterales.
- Mínima discapacidad.
- La marcha y la postura están afectadas.
|
3 |
- Significante enlentecimiento de los movimientos corporales.
- Dificultad para mantener el equilibrio tanto de pie como al andar.
- Disfunción generalizada moderadamente severa.
|
4 |
- Síntomas severos.
- Todavía puede andar cierto recorrido.
- Rigidez y bradicinesia.
- No puede vivir solo.
- El temblor puede ser menor que en los estadios anteriores.
|
5 |
- Estadio caquéctico, Invalidez total.
- No puede andar ni mantenerse de pie.
- Requiere cuidados de una enfermera.
|
7.
Farmacología.
Actualmente
la
terapéutica
farmacológica
de la
Enfermedad
de Parkinson
ha
incrementado
la
expectativa
y la calidad
de vida de
estos
pacientes,
pero al
mismo tiempo
ha
modificado
el curso
natural de
la
enfermedad,
asociando
fenómenos
tóxicos, en
ocasiones
complejos
que
interfieren
en los
estadios
avanzados
con el
validismo y
las
actividades
cotidianas
de los
afectados.
El objetivo
de los
medicamentos
es tratar de
restablecer
el
equilibrio.
Una forma de
lograrlo es
la
administración
de levodopa,
que se
transforma
en el
cerebro en
dopamina,
con lo que
se corrige
el
desequilibrio
y se
controlan
los
síntomas.
Otra forma
es la
administración
de
medicamentos
que
disminuyen
los efectos
de la
acetilcolina.
La
combinación
de estos dos
procedimientos
puede a
menudo
proporcionar
un efecto
terapéutico
adicional;
entre estos
tenemos:
triexifenidil
o Artane,
biperiden o
Akinetón,etc.)
En la
actualidad
se cuenta
además, con
medicamentos
que aumentan
la acción de
la dopamina
disponible
en el
cerebro,
llamados
medicamentos
agonistas:
(bromocriptina
o Parlodel)
y otros que
bloquean la
destrucción
de la
dopamina en
el cerebro
del
paciente,
disminuyendo
la necesidad
de darle
grandes
cantidades
de dopamina,
disminuyendo
los efectos
secundarios
indeseables;
aparentemente
retrasan el
progreso de
la
enfermedad;
entre ellas
tenemos al
selegiline (Eldepryl,
Deprenyl,
Jumex,
Jumexal).
Con este
tipo de
medicamento
se debe
evitar el
uso
simultáneo
de otros
medicamentos
que actúen
bloqueando
una enzima
llamada
monoaminoxidasa
(mobeclamida
o Aurorix,
etc.) y
evitar el
consumo de
alimentos
que
contengan la
sustancia
tiramina, ya
que pueden
causar una
reacción muy
peligrosa,
una
elevación
excesiva de
la presión
sanguínea.
Se ha
postulado
que las
vitaminas C
y E,
llamadas
antioxidantes
débiles, si
se les
utiliza en
forma
constante,
son capaces
de evitar la
producción y
acumulación
de
sustancias
producto del
catabolismo
(destrucción)
intracerebral
de la
dopamina y
de otras
llamadas
radicales
libres, las
cuales son
responsables
en parte del
agravamiento
en el tiempo
de la
enfermedad y
de algunos
efectos
secundarios
indeseables
del
tratamiento
con
dopamina.
El Parkinson
sigue siendo
una dolencia
neurológica
de origen
desconocido,
que se ha
convertido
en la cuarta
patología
más
frecuente
entre las
personas
mayores. Los
factores
tóxicos y
ambientales
parecen ser
los más
importantes.
8.
Abordaje
neuroquirúrgico.
El abordaje
neuroquirúrgico
por métodos
estereotáxicos
funcionales
constituye
una
estrategia
de elección
en el
tratamiento
de estos
pacientes en
los que el
control
farmacológico,
o resulta
incompleto,
o condiciona
efectos
adversos muy
limitantes (discinesias
y
fluctuaciones
motoras).
Uno de los
más
importantes
avances en
el
tratamiento
de la
Enfermedad
de Parkinson
ha sido, el
reconocimiento
de que las
opciones
terapéuticas
deben
incluir no
solamente
terapia
sintomática
sino
estrategia
orientadas a
lograr la
lenta
progresión
de la
enfermedad o
un cambio
positivo en
el curso de
su historia
natural
(Terapéutica
neurorestaurativa).
El propio
desarrollo
de esta
concepción y
de sus
estrategias,
constituye
uno de los
fundamentales
propósitos
de los
investigadores
dedicados a
la
Neurorestauración,
con la
convicción y
la esperanza
de que la
aplicación
combinada de
los factores
neurorestaurativos
en el
abordaje
terapéutico
de
cuestiones
complejas
será en un
futuro tal
vez no muy
lejano,
herramienta
importante
de la
práctica
neuroquirúrgica
cotidiana.
9.
Datos útiles
-
No es
contagiosa.
Aunque
se
desconoce
su
causa,
se puede
hablar
con una
persona
con la
EP,
darle la
mano,
abrazarla
o
besarla.
-
No
produce
demencia
o
envejecimiento.
Los
trastornos
cognitivos
son poco
frecuentes
en la
EP. El
lenguaje
es lento
y
monótono.
-
No es
hereditaria.
El mal
de
Parkinson
no es
hereditario
y los
factores
genéticos
no
desempeñan
un papel
clave en
el
desarrollo
de la
forma
más
corriente
de la
enfermedad.
-
Los
pacientes
con EP
pueden
ser más
lentos.
Durante
una
conversación
suelen
demorarse
para
responder.
-
La EP no
siempre
conduce
a una
invalidez
absoluta.
-
No todo
el mundo
que
tiembla
tiene la
EP ni
todas
las
personas
que
tienen
la EP
tiemblan.
-
Los
pacientes
con EP
no son
"duros
de
oído".
Su
inexpresividad
en la
cara no
significa
que la
persona
con EP
tenga
dificultades
para
oír.
-
Si que
hay
esperanza.
La
mayoría
de las
personas
que
sufren
esta
afección
pueden
llevar
una vida
plena y
productiva.
Sólo hay
que
buscar
el
tratamiento
acorde a
su
estado.
¿Cuáles son
sus puntos
débiles?.
Primero:
Debemos
reconocer
que
conociéndola
podremos
luchar más
eficazmente
contra ella:
La
ignorancia
de la misma
solo la
fortalece.
Segundo:
Nos lleva a
una gran
verdad; como
en todos los
casos de
enfermedades
crónicas, la
ignorancia
de la
familia
respecto a
la
enfermedad,
a su
tratamiento
y a su
rehabilitación
solo la
fortalece:
la EP no
sólo vive en
el paciente
sino también
en sus
familiares.
Tercero:
Su
tratamiento
actual: Es
una
enfermedad
que puede
ser tratada
eficazmente.
Para ello,
los
pacientes
deberán
tomarse los
medicamentos
de una forma
continuada y
tal como la
prescribe el
médico, es
decir, a la
hora y en
las
cantidades
exactas. Una
actitud
contraria
solo la
fortalece.
Cuarto:
Lo más
difícil:
Modificar
nuestros
hábitos de
vida y
mantenernos
físicamente
activos. La
pereza solo
la
fortalece. A
pesar de
saber que el
tratamiento
farmacológico
de la
enfermedad
es un 50%
del
tratamiento
global y que
el ejercicio
físico
continuado,
constante y
repetitivo
corresponde
al otro 50%,
modificar
nuestros
hábitos de
vida y
mantenernos
físicamente
activos
sigue siendo
lo más
difícil de
alcanzar.
Parece que
nos
olvidamos
que mantener
y conservar
nuestra
autonomía e
independencia
es uno de
los
determinantes
más
importantes
de nuestra
calidad de
vida. |